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25.2.16
Hospital . El ocaso de una institución.
Por: Arturo Merinos*
“…cada
edificio debe servir a una institución del hombre.”
Louis
I. Kahn.
Una
reunión familiar no siempre es ocasión para festejar, al menos no en casa de un
octogenario Samir Fahri que ha reunido a sus hijos para comunicarles que, antes
que ir a un hospital, prefiere permanecer en casa para ser tratado de la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que lo aqueja desde hace ya
varios años.
La
idea generalizada de las personas es que los hospitales son sitios para
internarse cuando el estado de salud es crítico, pues ahí se llega cuando la
capacidad de respuesta de un médico a un padecimiento en su consultorio se ha
rebasado y se requiere de implementos con los que normalmente se cuenta en un
hospital. Sin embargo, de igual manera se cree (porque realmente sucede) que,
al ser ingresado a un centro de salud, hay un alto riesgo de salir afectado de
algún mal que no padecía antes de internarse. Ésta última percepción es causada
por deficiencias en la asepsia de algunos hospitales donde se contraen sendas
infecciones nosocomiales. Por tal motivo, la tendencia al homenursing, o atención médica en casa ha mostrado un incremento
notable en el número de usuarios (principalmente de la tercera edad) que ven en
éste servicio una opción más viable a sus necesidades de bienestar.
-Lo
que mi padre quiere es ser atendido en el lugar que ama, en su casa, no en un
hospital donde seguro será visto como un número de derechohabiente en lugar de
como un ser humano que requiere atención, dice Nesrin Fahri, quien ha viajado
desde Yemen a Abhu Dhabi no sólo en respuesta al llamado de su padre, sino
también para refugiarse de otra no menos penosa situación que aqueja a los centros
de atención médica: la inseguridad en medio oriente.
Aún conmocionada por la amarga
experiencia de la cual sobrevivió en un hospital de Yemen mientras se
encontraba internada, comenta que tras una tos incontenible, la respiración
imposible, la escucha aturdida por el agudo sonido que ensordece tras escuchar
una detonación cercana y la vista nublada por sendas nubes del denso humo que la
obligó a transitar a tientas por los escombros de un recién bombardeado edificio
que fungiera como hospital, logró hacerse paso en el tortuoso camino en busca
de sobrevivientes, de aire puro –y de refugio para no ser blanco de un posible
nuevo ataque- cuando en el trayecto alcanzó a tocar una hoja, era un trozo de papel
desprendido de un calendario exfoliador que daba cuenta de que se trataba del décimo
día de enero, fecha que registraría el primer ataque a un hospital apoyado por
Médicos Sin Fronteras (@MSF) en el año 2016. Después de eso, sólo recuerda
haber sido rescatada por personal de dicha asociación humanitaria, para
recobrar la conciencia horas después en un refugio.
Sin Estado
de Derecho Internacional Humanitario.
Para el hospital Shiara -ubicado
en la capital yemení, Sana’a- ésta sería la segunda ocasión en que fuera objeto
de ataques aéreos. Tras reponerse de un primer atentado, sus servicios quedaron
reducidos y con ello su capacidad de atención a la población del distrito de
Razeh, donde los conflictos armados provocados por la Saudí Led Coalition (SLC)
se han extendido durante más de un año. En el último trimestre de 2015, la SLC
destruyó hospitales en las provincias de Haydan, Taiz y Razeh, cobrando entre
las víctimas a centenares de pacientes, familiares y personal médico, mientras
que al primer bimestre de 2016, la suma de ataques aéreos o bombardeos alcanzó
la cifra de 101 unidades médicas afectadas.
Raquel Ayora, directora de
operaciones de Médicos Sin Fronteras, en respuesta al ataque del 10 de enero
reiteró que las estructuras médicas deben ser respetadas, pues bombardear
hospitales es una violación del Derecho Internacional Humanitario.
Un mes después de la declaración
de Ayora, fueron destruidos dos hospitales más, uno de éstos era de
especialidad infantil en el norte de Siria, resultando en la muerte de 21
personas y más de 30 heridos, además de decenas de desaparecidos, dejando
además sin atención médica a unas 40 mil personas según indicó Massimiliano
Rebaudengo, coordinador general de MSF en Siria.
Si estos ataques (perpetrados ya
sea por grupos terroristas o por fuerzas armadas) son deliberados o no, el
mensaje que resulta no es otro más que el hospital es una institución
desestabilizada y carente de respeto al derecho a la salud que en origen
representa. Además esto, amén de la necesidad social que representan,
inevitablemente lleva a cuestionar la vigencia de los hospitales.
Confiabilidad
reducida a escombros.
La población de oriente medio se
suma entonces a la global desconfianza que actualmente se tiene respecto al
hospital como institución. De hecho, los ataques aéreos son tan sólo lo que
faltaba para devastar la ya muy mermada imagen de seguridad y protección a la
salud que los nososcomios deberían reflejar.
Bien es cierto que la gravedad
del asunto es mayúscula en el Medio Oriente, donde los conflictos bélicos son
pan diario y esto, desafortunadamente, ha propiciado un decremento en la
confianza a recibir atención médica en hospitales. Sin embargo, ésta
desconfianza no es exclusiva de aquella zona geográfica (donde se teme al
riesgo de morir por factores externos a los meramente clínicos).
Los riesgos de fallecimiento
hospitalario (por efectos de operación propia del hospital) son la principal
causa de desconfianza en las instituciones de salud. En Latinoamérica (por
citar otra latitud también conflictuada), los indicadores de desconfianza son
en esencia los mismos; el alto índice de mortalidad en un hospital. Así tenemos que el temor de pacientes hospitalarios
en Yemen, Siria, Iraq o Afganistán es el hecho de resultar blanco de algún
bombardeo que resulte en una eminente pérdida de la vida, mientras que en
Honduras, Guatemala, El Salvador o México las posibilidades de fallecer tras
ser hospitalizado son igualmente elevadas dada la ineficacia de sus modelos de
salud, que se ven rebasados por la alta demanda de servicios y la baja cobertura
de los mismos producto de una deficiente planeación institucional.
Como fatídico botón de muestra
se tiene lo sucedido el 12 de febrero en la ciudad de Puebla, México, donde
tras un accidente vial entre un tráiler y un autobús de pasajeros, 20 personas
fallecieron por no haber podido ser atendidas en el recién inaugurado hospital
de traumatología de dicha ciudad, ubicado además a unos kilómetros del sitio
del siniestro. La desatención fue producto de la inoperancia del hospital, en
cuya nueva área de quemados bien se pudo salvar la vida de las víctimas.
En países como Honduras, Costa
Rica y República Dominicana se lidia con un problema de salud pública
razonablemente grave: la emergencia zyka, así como la proliferación del dengue
y chikungunya, enfermedades que siguen cobrando vidas día con día. Para
evitarlo, se pusieron en marcha jornadas de labor comunitaria de limpieza,
eliminación de criaderos de mosquitos y educación contra las enfermedades
transmitidas por el mosquito aedes
aegypti, sin embargo, los avances aún siguen pasos atrás del problema que
se combate, pues éste problema va más allá de lo propiamente sanitario al
inmiscuirse temas como el agua o la educación. Ante éste efecto, el enfoque
intersectorial propuesto en El Salvador por la Secretaría Ejecutiva del Consejo
de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (SE-COMISCA) plantea
nuevas alternativas, llevando al sector salud a ser no el único vehículo, sino
apenas uno de los tantos eslabones en la larga cadena de la atención de la
salud.
En éste sentido, las autoridades
sanitarias hondureñas promueven la salud a través de programas como la clínica
integral Honduras Actívate, un proyecto que incluye centros de educación
nutricional y acondicionamiento físico donde se busca prevenir enfermedades no
transmisibles. Esto último viene como resultado de un crucial cambio de
enfoque: en lugar de priorizar las agendas de prevención y atención de la
enfermedad, se optó por reforzar lo concerniente a la protección y promoción de
la salud, a la usanza de los modelos de salud propios de otras regiones.
¿Modelos de salud
o de enfermedad?
Cada
región geográfica cuenta con factores que dan identidad a su población, de los
cuales se derivan hábitos que a su vez caracterizan tanto las problemáticas a
que se enfrentan y los modos (modelos) como se trata de solucionarlas. En lo
que a salud respecta, estudios como los de carga-enfermedad, índices de
morbi-mortalidad o los censos epidemiológicos dan fe de las afectaciones y
riesgos a la salud que aquejan a una determinada población, tornándose éstos en
los objetivos de los modelos de salud a aplicar para su atención.
El caso norteamericano (Canadá -
Estados Unidos - México) reúne desde uno de los mejores servicios de salud hasta
uno de los menos confiables, pasando por el más caro del mundo. Por ello, los
tres países del NAFTA resultan un ejemplo tan sui generis como el tercero de los países que conforman la región.
En una palabra, los calificativos para el modelo propio de cada país sería: mexicano=
ineficiente (por su falta de capacidad de atención); estadunidense= insostenible
(por su elevado costo social); canadiense= óptimo (por su eficaz cobertura).
En palabras llanas, la
problemática que comparten México y Estados Unidos está en centrar sus agendas
de salud en la prevención y la atención de la enfermedad, utilizando para ello
al hospital como su bastión, a pesar de los altos costos que ésta
infraestructura requiere tanto desde su concepción y construcción como para su
operación y mantenimiento, tomando en cuenta salarios de personal médico,
insumos y equipos, cuya vigencia pende del hilo del avance tecnológico.
El alto costo de los hospitales
deriva en servicios igualmente caros. En su caso, la población estadunidense
paga el costo más alto del mundo (17.1% del PIB anual) por la vía de las
deducciones salariales que se destinan a su sistema de seguridad social, que
garantiza una cobertura universal de la salud. Sin embargo, el incremento del
año 2013 a las deducciones por éste concepto, aunado a la crisis global,
provocó un fuerte golpe a la economía familiar de los habitantes de aquél país
y esto originó la alza en el porcentaje destinado al sector salud. Si a éste
factor se añade el hecho de que la sociedad de los Estados Unidos es
estadísticamente la que más cantidad de enfermos presenta en el orbe a pesar de
destinar cada vez más recursos a la atención de ésta situación, el resultado es
de desconfianza en su sistema de salud, por no lograr establecer mecanismos que
garanticen el bienestar físico de la población. Al enfermar el paciente se
hospitaliza y sana, pero no se cura porque al paso de poco tiempo vuelve a
utilizar una cama de hospital, lo que da la impresión de que el hospital en
Estados Unidos es más un reducto que ofrece efecto placebo. Contar con
hospitales de alta tecnología, con personal altamente capacitado, especialistas
de alto nivel y equipo de vanguardia no ha garantizado que en estos nosocomios se
obtengan los resultados que deberían, sin contar que se trata de uno de los
países económicamente más privilegiados en el mundo.
Aunque diametralmente opuesto en
lo económico respecto a su vecino del norte, no menos diferente es el caso
mexicano, donde la confiabilidad que la población presenta ante el sistema de
salud es escasa, debido a que la oferta de los servicios públicos de salud
(urgencias, consulta externa, auxiliares de diagnóstico, cirugía y
hospitalización) se ha visto sumamente rebasada por la demanda poblacional. A
manera de ilustración, según cifras de la OCDE, el modelo mexicano de salud
ofrece una cama de hospital por cada diez mil habitantes, y dispone de dos
médicos para la misma cantidad de pobladores, en tanto que, paradójicamente, es
México el país con más necesidad de atención a partos. Por ésta razón es que se
ha hecho habitual saber de casos de nacimiento de bebés en salas de espera y
pasillos de hospitales saturados, a pesar de contar con hospitales
pertenecientes a tres diferentes entidades de atención: IMSS, ISSSTE y SSA.
Por ello en México se busca la
universalización del sistema de salud con el objetivo de garantizar atención
médica de calidad a toda la población que lo requiera. Ésta poco más que casi
imposible tarea se alcanzará cuando
todos los actores del sistema de salud, llámense institutos de seguridad social,
entidades gubernamentales y hospitales privados logren homologar un solo modelo
nacional de salud. Un primer intento con miras a éste desafío lo representa el
programa “seguro popular” de inicios de la década del 2000, con el cual se
logró ampliar la cobertura, aunque con servicios reducidos y que en caso de
requerirse un extra, éste implica obviamente costos extraordinarios al paciente.
Para mitigar ésta situación, en la segunda década de éste siglo XXI se puso en
marcha el modelo conocido como asociación
público privada (APP), un programa importado de Inglaterra en el que tanto
entidades públicas como privadas suman sus fortalezas para construir y operar
más hospitales, donde se ofrezca atención de la calidad de los hospitales
privados, al costo de institución pública. Tras algunos años de su puesta en
marcha y poco menos de una decena de hospitales laborando bajo éste esquema,
prevalecen en los hospitales públicos las salas de espera abarrotadas, el
número de pacientes desatendidos, la cantidad de muertes por falta de
tratamiento o de medicamentos, más médicos rebasados en su carga de trabajo,
mientras que los hospitales APP presentan camas vacías, pasillos desiertos,
personal sin pacientes que atender y generando gastos que, aún sin producir,
hay que pagar.
Los dos modelos norteamericanos
hasta aquí mencionados definitivamente derivan en problemáticas que no han
podido resolver. Ambos están centrados en la atención a la enfermedad, en el
paciente cuando presenta una sintomatología determinada y requiere utilizar una
cama de hospital, lo que como se dijo, en Estados Unidos es muy costoso y en
México es inaccesible. Y aunque se consiga la hospitalización, esto no
garantiza recuperación, sino al contrario, reiterando el inicio de éste texto,
en el imaginario colectivo la situación de cama representa alto riesgo de salud
mermada o en el peor de los casos, de muerte.
Competencia,
la base de la calidad en salud.
¿Y si en lugar de buscar centrar
la atención en curar la enfermedad, se enfocan los esfuerzos en mantener la salud?
Ésta interrogante es precisamente el centro de los dos modelos de salud más
eficientes: el canadiense y el holandés. En ambos países, pertenecientes no por
casualidad al grupo de los primeros diez con la mayor calidad de vida para sus
habitantes, además del Euro Health Consumer Index (EHCI), donde Holanda
encabeza en éste rubro la lista de 35 países europeos desde 2006. Sus esquemas
parten de la idea de que la salud es un derecho humano, no una prestación laboral,
y por tanto se debe garantizar el buen estado de salud de la sociedad antes que
atender la enfermedad.
En Canadá la gestión de la salud
recae en el modelo denominado Medicare, que al igual que ese país se divide en
provincias, teniendo cada una su propio sistema de salud pública que se
financia a través del impuesto sobre la renta que recauda el gobierno de cada
entidad. Ésta división de Medicare propicia diferencias (y por tanto
competencia) entre los servicios que ofrece cada provincia, mismas que oscilan
desde los requisitos a completar para afiliarse, hasta la cobertura que
ofrecen. La constante en el servicio es la accesibilidad y amplia cobertura, a
los que se suma la aplicabilidad dentro y fuera del país, aunque esto último
con algunas restricciones. A su vez, los servicios que cada provincia ofrece
son de carácter gratuito para los ciudadanos
y residentes permanentes, sin embargo, a pesar de la alta calidad de la
atención, en muchos casos la cobertura sólo abarca consulta externa y urgencias
básicas.
Por tal motivo, el 57% de la
población canadiense opina que cuenta con servicios de salud de calidad, pues
es común que la población contrate seguros de salud privados para tener acceso
a los servicios de especialidad que no cubre Medicare. La calidad de estos
servicios recae en particulares que son contratados por patronatos o
asociaciones no lucrativas que administran los hospitales, mismos que cada vez
se utilizan menos dado que la tendencia en Canadá es reducir la necesidad de
ingreso a cuartos de hospitalización.
Si en Canadá es cobertura limitada
del sector público lo que lleva a la población a contratar servicios privados,
en Holanda ésta disyuntiva está resuelta. El sector salud (zorgsector) cuenta
con un modelo de financiación pública y prestación de servicios totalmente privada,
a través de cual el estado garantiza a
la población una cobertura con amplitud y calidad de servicios. Ésta
calidad reside en la competencia entre
los aseguradores privados que ofrecen atención médica en un mercado dinámico y
altamente demandante. El catálogo básico del servicio de salud obligatorio
tiene una cobertura extensa, sin embargo, cada paciente puede añadir
complementos que, a la inversa que en Canadá, no son de primera necesidad sino
más bien tienden a ser servicios de lujo. Cada aseguradora privada parte del
catálogo básico, y añade el diferencial en el trato de excelencia, los
reducidos tiempos de espera, el abasto de medicamentos y sobre todo, en la
oferta de tratamientos y programas para la protección y promoción de la salud,
lo cual ayuda a prevenir los diversos padecimientos que puedan aquejar a la
población de acuerdo con los hábitos propios de la cultura neerlandesa. Es por
ello que en algunos hospitales los servicios se han acotado a cirugías programadas
de alta especialidad, terapia intensiva y hospitalización.
Al igual que el caso canadiense,
toda la población holandesa cuenta con una póliza de seguro médico que se paga
con recursos de origen tripartita: una parte corresponde al empleador, otra el
empleado y la tercera al gobierno, con una participación que va del 70% hasta
el 100% en casos de bajos ingresos. Además el estado paga una prima por los
grupos de riesgo, enfermos crónicos o de enfermedades especiales, quienes
reciben atención en hospitales equipados con salas de día, donde además se
brinda capacitación a los familiares para llevar a cabo labores de cuidado de
sus pacientes en casa.
El destino
de los hospitales.
Definitivamente se requiere
destinar una nutrida cantidad de recursos al tema de la salud para lograr el
bienestar de la población y, de ésta manera, lograr hacer frente a otros rubros
como el alimenticio, el educativo, el económico, y demás sectores que
determinan la competitividad y el desarrollo social. Una sociedad enferma es
incapaz de hacer frente a los retos globales, y como aquí se ha mencionado, la
vía para lograr calidad en la satisfacción a las demandas de salud es la
competencia entre los actores, regulada no sólo por un ente común sino desde la
óptica intersectorial, que siente las bases para tal efecto. El cómo hacer está
propuesto y ejemplificado en los casos canadiense y holandés, pero aún queda
determinar el dónde hacerlo, pues las mismas debilidades y fortalezas de los
modelos de salud internacionales han puesto en duda la vigencia del hospital
como el reducto sanitario por excelencia.
En definitiva la infraestructura
hospitalaria debe cambiar desde su concepción y enfoque conceptual, pues deberá
ser pensado para hacer prevalecer la salud además de buscar optimizar los ya
desgastados módulos de atención a la enfermedad. La tecnología –tanto
constructiva como biomédica- deberá sincronizarse con la economía a la que
sirve. De poco sirven los hospitales erigidos en tiempo récord si su
construcción resulta en costos exorbitantes. Para lo mismo sirven las
instalaciones médicas edificadas al parsimonioso ritmo de los sistemas
constructivos tradicionalmente utilizados para tal fin si el equipo con que
cuentan implica elevados costos para quienes los necesitan.
Los profesionales de la salud,
tanto personal médico, biomédico y demás especialistas relacionados al sector
deben salir del nicho que les ha fincado exclusividad en el tema y atender al
llamado intersectorial donde desde la multidisciplina se logre enfocar la idea
de cambio que se requiere y se generen las condiciones de competitividad entre
prestadores de servicios, sean públicos o privados, en beneficio de la sociedad
que urge calidad en el cuidado de la salud física.
Mientras los hospitales continúen
siendo sitios para asistir cuando se está enfermo, éstos mismos seguirán
dejando crecer en sus interiores al cáncer que actualmente los consume.
Fuentes:
www.msf.org
(fotografía 2: Hospital Shiara, propiedad de MSF International)
(fotografía 2: Hospital Shiara, propiedad de MSF International)
La jornada. Edición del 12 de febrero de 2016.
La jornada. Edición del 15 de febrero de 2016.
www.who.int
Martinueau & Mindicanu www.artim.ca
www.libertaddigital.com
* Arturo Martínez Merinos es arquitecto con Máster en Diseño Urbano-Arquitectónico por el TU Delft (Holanda).
Con experiencia en planeación y diseño hospitalario, desde 2010 dirige el Consultorio de Urbanismo y Arquitectura (CurBa).
Contacto:
@arturomerinos
merinospe@gmail.com
Contacto:
@arturomerinos
merinospe@gmail.com
HOSPITALS. The decline of an institution.
"... Each building should serve for any institution of man."
Louis I. Kahn.
A family reunion is not always an occasion to celebrate, at least not in the house of an octogenarian Samir Fahri has called his children to tell them that, rather than go to a hospital, prefer to stay at home for treatment of chronic obstructive pulmonary disease (COPD), which afflicts him for several years.
The general perception of people is that hospitals are places to penetrate when health status is critical, because there is reached when the responsiveness of a medical condition in his office has been exceeded and require tools with normally has in a hospital. However, just as it is believed (because it really happens) that, being admitted to a health center, there is a high risk of being affected by some evil that did not suffer before admission. The latter perception is caused by deficiencies in the cleanliness of some hospitals where nosocomial infections are acquired paths. Therefore, the trend homenursing or home health care has shown a remarkable increase in the number of users (mainly elderly) who see this service a more viable option their welfare needs.
'What my father wants is to be treated in the place he loves, at home and not in an environment where safe hospital will be seen as a number of entitled rather than as a human being who needs attention, says Nesrin Fahri, who has traveled from Yemen to Abhu Dhabi not only in response to the call of his father, but to take refuge in another equally plight that afflicts health care centers: insecurity in the middle east.
Still reeling from the bitter experience of which survived in a hospital in Yemen while he was hospitalized, he said that after an uncontrollable coughing, breathing impossible, dazed hear the shrill sound deafening after hearing a nearby explosion and vision blurred trails clouds of thick smoke that forced her to walk blindly through the rubble of a bombed building recently who could act as a hospital, managed to take step in the tortuous path in search of survivors, air pure-and shelter to avoid being the target of a possible new attack-when on the journey reached out to touch a leaf, was a piece of detached role of a scrub calendar realized that it was the tenth day of January, a date that would mark the first attack to a hospital supported by Médecins Sans Frontières (MSF) in 2016. after that, just remember being rescued by staff of the humanitarian association to regain consciousness hours later in a shelter.
No State for International Humanitarian Rights.
Shiara hospital for -located in the Yemeni capital, Sana'a- this would be the second time that it was subject to air strikes. After recovering from a first attack, their services were reduced and thus their ability to care for the population of the district of Razeh where armed conflicts provoked by the Saudi Led Coalition (SLC) have extended for more than a year. In the last quarter of 2015, the SLC destroyed hospitals in the provinces of Haydan, Taiz and Razeh, claiming victims among hundreds of patients, families and medical personnel, while the first two months of 2016, the amount of air raids or shelling it amounted to 101 medical units affected.
Raquel Ayora, director of operations for Médecins Sans Frontières, in response to the attack on Jan. 10 reiterated that medical facilities must be respected, since hospitals bombing is a violation of international humanitarian law.
One month after the declaration of Ayora, were destroyed two hospitals more, one of these was child specialty in northern Syria, resulting in the deaths of 21 people and more than 30 injured and dozens missing, besides leaving medical care to some 40,000 people according to said Massimiliano Rebaudengo, MSF Head of Mission in Syria.
If these attacks (committed either by terrorist groups or armed forces) are deliberate or not, the message that it is none other than the hospital is a destabilized and lack of respect for the right to health that originally represented institution. Besides this, in addition to the social necessity accounting inevitably it calls into question the validity of hospitals.
Reliability reduced to rubble.
The population of the Middle East is then added to the overall distrust that currently has regarding the hospital as an institution. In fact, air strikes are just what was missing to devastate the already diminished image of safety and health protection should reflect the hospitals.
It is true that the gravity of the matter is capitalized in the Middle East, where conflicts are daily bread and this, unfortunately, has led to a decrease in confidence to medical care in hospitals. However, this distrust is not confined to a geographical area (where it is feared the risk of dying by factors external to the purely clinical).
The risk of hospital death (for purposes of proper operation of the hospital) are the main cause of distrust in health institutions. In Latin America (to quote another latitude also conflicted), indicators of distrust are essentially the same; the high mortality rate in the hospital. Thus we have the fear of hospital patients in Yemen, Syria, Iraq or Afghanistan is the fact of being the target of a bombing that results in a significant loss in life, while in Honduras, Guatemala, El Salvador or Mexico chances of dying after being hospitalized they are also high due to inefficient health models, which are overwhelmed by the high demand for services and low coverage of such product of poor institutional planning.
As fateful button shows you have what happened on February 12 in the city of Puebla, Mexico, where after a road accident between a truck and a passenger bus, 20 people died from not being able to be met in the newly opened hospital trauma of that city, and located a few kilometers from the accident site. Inattention resulted from the failure of the hospital, whose new area burned could well save the lives of victims.
In countries such as Honduras, Costa Rica and Dominican Republic is dealing with a problem of reasonably serious public health: zyka emergency as well as the proliferation of dengue and chikungunya, diseases continue to claim lives every day. To avoid this, they set off days of community work cleaning, elimination of mosquito breeding sites and education against the Aedes aegypti mosquito-borne diseases, however, progress still step back from the problem that battle, because this problem is beyond itself to intrude health issues such as water and education. Given this fact, proposed in El Salvador by the Executive Secretariat of the Council of Ministers of Health of Central America and Dominican Republic (SE-COMISCA) intersectoral approach raises new alternatives, leading the health sector to be not the only vehicle, but just one of the many links in the long chain of health care.
In this sense, the Honduran health authorities promote health through comprehensive clinical programs such as Activate Honduras, a project that includes nutrition education centers and fitness which seeks to prevent NCDs. The latter comes as a result of a crucial change of approach: rather than prioritize the agendas of prevention and treatment of the disease, it was decided to reinforce concerning the protection and promotion of health, in the style of models own health in other regions.
¿Models for health or for disease?
Each geographic region has factors that give identity to its population, which in turn habits that characterize both the issues they face and ways (models) or is derived solve. As far as health is concerned, studies such as load-disease morbidity and mortality rates or epidemiological surveys attest to the effects and health risks that affect a given population, turning them into goals models to apply for health care.
The American case (Canada - USA - Mexico) meets from one of the best health services to one of the least reliable, through the world's most expensive. Therefore, the three NAFTA countries are as sui generis such as the third of the countries of the region. In short, the qualifiers for the specific model for each country would be: Mexican = inefficient (due to lack of attention span); US = unsustainable (for its high social cost); Canadian = optimal (for its effective coverage).
In plain words, the problems between Mexico and the United States is focusing its health agendas in the prevention and treatment of disease, using the hospital as their stronghold, despite the high costs of this infrastructure requires both its design and construction to operation and maintenance, taking into account salaries of medical personnel, supplies and equipment, whose validity depends on the thread of technological progress.
The high cost of hospitals leads to equally expensive services. Where appropriate, the American people pay the highest cost in the world (17.1% of annual GDP) by way of wage deductions that are intended for the social security system that guarantees universal health coverage. However, the increase in 2013 to deductions for this concept, coupled with the global crisis, caused a severe blow to the family income of the inhabitants of that country and this led to the rise in the percentage allocated to the health sector. If the fact that the Society of the United States is statistically the most number of patients presented in the globe despite increasingly allocate resources to the attention of this situation is the result of distrust in his it adds to this factor health system, for failing to establish mechanisms to ensure the physical well-being of the population. At sick the patient is hospitalized and healthy, but not cured because the passage shortly reuses a hospital bed, which gives the impression that the hospital in the United States is offering a haven placebo effect. Having high-tech hospitals with highly trained, high-level specialists and the latest equipment has failed to ensure that the results should be obtained, without question one of the most economically privileged countries in the world these nosocomios .
Although diametrically opposed economically about their northern neighbor, no less different is the case of Mexico, where reliability that the population submitted to the health system is scarce because the supply of public health services (emergency, , aids diagnosis, surgery and hospitalization) outpatient has been greatly exceeded by population demand. By way of illustration, according to OECD figures, the Mexican health model offers one hospital bed for every ten thousand inhabitants, and has two doctors for the same amount of people, while, paradoxically, the country is Mexico most in need of care delivery. For this reason it is that it has become customary to know of cases of babies born in waiting rooms and corridors of saturated hospitals, despite having from three different hospitals care entities: IMSS, ISSSTE and SSA.
Therefore, in Mexico's universal health system it seeks in order to ensure quality health care to the entire population that requires it. This little almost impossible task will be achieved when all stakeholders in the health system, whether they are social security institutes, government and private hospitals manage to approve a single national health model. A first attempt towards this challenge represents the "safe people" in the early 2000 program, which was possible to expand coverage, although with reduced services and if required an extra, this obviously implies costs extraordinary patient. To mitigate this situation, in the second decade of this century it was launched the model known as Public Private Partnership (PPP), imported from England program in which both public and private entities combine their strengths to build and operate more hospitals where care quality private hospitals is offered, the cost of public institution. After a few years of its launch and just under a dozen hospitals working under this scheme are prevalent in public hospitals overcrowded waiting rooms, the number of patients unattended, the number of deaths due to lack of treatment or medication, more doctors overwhelmed in their workload, while APP hospitals have empty beds, empty halls, staff and patients to attend without generating expenses, even without producing have to pay.
The two American models mentioned here definitely result in problems that have not been resolved. Both are focused on the care of the disease, when the patient has a certain symptoms and requires a hospital bed use, which as stated, in the United States is very expensive and in Mexico is inaccessible. Although hospitalization is achieved, this does not guarantee recovery, but rather, reiterating the beginning of this text, in the collective imagination the bed situation represents a high risk of impaired health or in the worst cases, death.
Competition: base for the quality of health.
What if instead of looking to focus on curing the disease, efforts will focus on maintaining health? This question is precisely the center of the two models more efficient health: Canadian and Dutch. In both countries, not coincidentally belonging to the group of the top ten with the highest quality of life for its inhabitants, in addition to the Euro Health Consumer Index (EHCI), where Netherlands tops the list in this category from 35 European countries since 2006. Its schemes based on the idea that health is a human right, not an employment benefit, and therefore must ensure good health of society rather than treat the disease.
In Canada, health management lies with the so-called Medicare model, which like the country is divided into provinces, each having its own public health system is financed through income tax collected by the government of each entity. This division promotes Medicare differences (and therefore competition) between the services offered by each province, same ranging from requirements to complete to join until the coverage they offer. The constant in service accessibility and comprehensive coverage, which the applicability within and outside the country joins, although the latter with some restrictions. In turn, the services each province offers are free for citizens and permanent residents, however, despite the high quality of care, in many cases the coverage only covers basic outpatient and emergency department.
Therefore, 57% of the Canadian population believes it has quality health services, it is common that people hire private health insurance to access specialty services not covered by Medicare. The quality of these services rests with individuals who are hired by boards or nonprofit associations that manage the hospitals themselves increasingly are used less, as the trend in Canada is to reduce the need for admission to hospital rooms.
If Canada is limited coverage of the public sector leading people to hire private services in the Netherlands this dilemma is resolved. The health sector (zorgsector) has a model of public financing and delivery of fully private services, through which the state guarantees to the population coverage with breadth and quality of services. This quality lies in the competition among private insurers offering medical care in a dynamic and highly demanding market. The basic service catalog has an extensive mandatory health coverage, however, each patient can add ons that conversely in Canada, are not necessities but rather tend to be luxury services. Each private insurer of the basic catalog, and adds the differential treatment of excellence, reduced waiting times, the supply of drugs and especially in the range of treatments and programs for the protection and promotion of health, which It helps prevent many diseases that can afflict the population according to their own habits of Dutch culture. That is why in some hospitals services have been limited to elective surgery highly specialized, intensive care and hospitalization.
Like the Canadian case, the entire Dutch population has a health insurance policy that is paid with funds tripartite origin: one part to the employer, the employee and the other third to the government, with a share ranging from 70% up to 100% in cases of low income. In addition, the state pays a premium for risk groups, chronically ill or special disease who receive care in hospitals equipped with day rooms where further training is educates the family to carry out tasks of patient care at home .
The fate of hospitals.
Definitely it is necessary to devote a large amount of resources to the issue of health for the welfare of the population and, in this way, make deal with other items such as food, education, economic, and other elements that determine competitiveness and social development. A sick society is unable to cope with global challenges, as mentioned here, the way to achieve quality in meeting the demands of health is competition between players regulated not only by a common entity but from the intersectoral manner that provides the basis for this purpose. How to do is proposed and exemplified in the Canadian and Dutch cases, but there is still determining where to do it, for the same strengths and weaknesses of the model international health have questioned the validity of the hospital as health stronghold par excellence.
Ultimately hospital infrastructure should change from conception and conceptual approach, as shall be thought to assert health in addition to seeking to optimize and worn modules attention to the disease. The construction area of biomedical technology as both must be synchronized with the economy it serves. Of little use if erected in record time construction results in exorbitant costs hospitals. To serve the same medical facilities built to parsimonious pace of building systems traditionally used for this purpose if the equipment available to them involves high costs for those in need.
Health professionals, both medical staff and other specialists related biomedical sector must leave the niche you have fincado them exclusively on the issue and address the call intersectoral where acquires focus on the idea of change required from the multidisciplinary and create conditions of competition between service providers, whether public or private, for the benefit of society is urgently needed quality care of physical health.
While hospitals remain places to go when people are sick, they themselves will grow in their interior leaving cancer that currently consume itself.
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